domingo, 27 de abril de 2014

Factores que propician o limitan la presencia del Bullying

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la violencia en l
as instituciones educativas es de tipo social.

Desde esta perspectiva social, son varios los factores que influyen para que exista el Bullying en las escuelas. Estos factores se pueden circunscribir a distintos ámbitos, entre los que se cuenta: ámbito familiar, social, personal y escolar.

Por lo que respecta al ámbito familiar, la estructura y dinámica de la familia, los estilos educativos de los padres y las relaciones con los hermanos son aspectos fundamentales a tener en cuenta ya que pueden constituirse en factores de riesgo para que los niños se conviertan en agresores o víctimas en relación con sus iguales. De acuerdo con Olweus (1998), la actitud emotiva de los padres o persona a cargo del niño, el grado de permisividad de los padres ante la conducta agresiva y los métodos de afirmación de la autoridad son factores que, a su juicio, son decisivos y conducentes al desarrollo de un modelo de reacción agresiva.



En el ámbito social, los factores sociales y culturales implicados en la conducta violenta infantil comprenden a los medios de comunicación, especialmente la televisión al convertirse en un contexto educativo informal de enorme importancia en el desarrollo del aprendizaje de los niños, a los servicios sociales, jurídicos o policiales los cuales juegan un papel importante en la prevención del abuso, sin olvidar la valoración que se tenga del poder, del dinero, del éxito, de los bienes de consumo, la glorificación del machismo con el ensalzamiento de la masculinidad, o la violencia como herramienta de uso corriente en la resolución de conflictos. Todos estos factores generan un clima de tensión estructural que ayuda a mantener los modelos de conductas agresivas (Muñoz y Rosales, 2010).

En el ámbito personal, las características personales de ciertos sujetos pueden ser factores de riesgo para que, en determinadas condiciones, los agresores se comporten de forma violenta con sus compañeros (Olweus, 1998). Para el director del Centro Reina Sofía de Valencia para el Estudio de la Violencia, José Sanmartín, los rasgos individuales del joven agresivo son la baja autoestima, el maltrato infantil, la crianza autoritaria o negligente y la impulsividad.

En el ámbito escolar son varios los factores que inciden en el fenómeno del Bullying, entre ellos: se habla del tamaño de la escuela, por cuanto existe menor control físico si el centro escolar es mayor; de la existencia o no de normas de conducta establecidas; de la existencia y conocimiento de un código de pautas de actuación concretas y el proceso que se desencadena cuando se incumple ese código; de la existencia o falta de un modelo participativo en la comunidad educativa; de un sistema disciplinario inconsistente, ambiguo o extremadamente rígido; de las actitudes del profesorado frente a las situaciones de intimidación y victimización (Muñoz y Rosales, 2010). En contraparte, no es de mayor relevancia si la escuela es pública o privada, ya que el Bullying puede darse en cualquier tipo de escuela.

De acuerdo con Loredo, Perea y López (2008), hay elementos que se pueden considerar como favorecedores de la génesis o no del fenómeno; entre ellos se mencionan a los siguientes: la familia, los iguales, la escuela, la comunidad y los factores individuales; de los factores anteriormente señalados, el mismo autor considera que cuatro de ellos atañen a situaciones o contextos sociales, mientras que solamente uno es de índole personal.

El resultado de la estructura y funcionamiento del núcleo social más importante del individuo, la familia, incide directamente en su comportamiento para sí mismo y para otros. La convivencia, la afinidad en valores y pensamientos y el sentido de pertenencia con los pares influyen en la conducta del niño y adolescente. El liderazgo ejercido por alguno o varios de ellos, define mayormente la conducta del grupo. La escuela es otro ambiente de convivencia social para niños y jóvenes. Si ésta caracterizada por ser un ambiente sin contención, encaminará a los niños y adolescentes hacia una convivencia hostil. La comunidad les proporciona a niños y jóvenes un soporte y un capital social. Si en ella se manifiestan niveles de violencia en términos de homicidios, delincuencia y otras expresiones de enfermedad social, el riesgo de que esta violencia se replique en los demás contextos sociales es mayor (Loredo, Perea y López, 2008).

Por otra parte, los factores individuales son características que definen la susceptibilidad de ejercer o sufrir violencia. El nivel de adaptabilidad que cada niño o adolescente tiene, determina la capacidad de análisis, interpretación y respuesta que tendrá en la adversidad o bien, en las experiencias positivas a lo largo de su vida. (Loredo, Perea y López, 2008)

En otro orden de ideas, Ortega (2004), señala que la violencia entre iguales se ve favorecida tanto por el asilamiento en el que se desenvuelve el propio sistema de compañeros, como en la tolerancia del entorno inmediato. Ortega (1998) plantea que son dos las leyes que posibilitan que se mantenga el Bullying: la ley del silencio y la ley del dominio-sumisión. Según la ley del silencio, las personas implicadas (agresor, víctima y principalmente los espectadores), directa o indirectamente tienden a mantener en silencio lo que está sucediendo lo que dificulta que deje de ocurrir. Con el silencio, el agresor recibe una especie de consentimiento que puede interpretar como aprobación. Por su parte, la víctima se siente atacada tanto por el agresor como por sus compañeros quienes optan por la vía del silencio. El espectador al consentir e ignorar la violencia que el agresor ejerce sobre la víctima y quedarse callado, se puede interpretar como cómplice ya que su silencio puede estar dificultando la intervención del profesorado o las familias y finalizar la situación.

Por otra parte, el rígido esquema de dominio-sumisión que adopta a veces el modelo social en los grupos de escolares se caracteriza porque en él una persona es dominante y otra es dominada; una controla y otra es controlada; una ejerce un poder abusivo y la otra debe someterse. Se trata de una relación de prepotencia que termina conduciendo a una relación de violencia (Ortega, 1998).

De manera sintética, el fenómeno del Bullying se sustenta en dos leyes en la dinámica de las relaciones interpersonales de los iguales: la ley de dominio-sumisión y la ley del silencio: los implicados en el Bullying mantienen un vínculo en el cual uno aprende a dominar al otro y éste a ser dominado, mientras que los demás tienden a guardar silencio ante ello.

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